Si hemos seguido la ruta propuesta estaremos justo en el inicio del conocido como "Barribarto", al final de calle Almona. A nuestras espaldas tenemos las vistas la avenida de Carlos Cano, la Ermita de El Santo Cristo y la carretera que lleva a Torrox y al campo y sierra de Frigiliana. Por delante tenemos todo el entramado de callejuelas y rincones que nos depara la visita al "Barribarto", cuya nomenclatura tiene como origen la deformación de su original nombre, "Barrio Alto".

paseo casco_antiguo_17En nuestro recorrido por estas calles será habitual encontrarnos con vecinos de Frigiliana que aún mantienen toda la esencia de tiempos pasados, y aunque el trabajo del esparto es hoy día una artesanía casi desaparecida en nuestra localidad, a excepción de algunos jóvenes que intentan recuperar la tradición, no sería extraño que nos encontráramos algún artesano confeccionando sus trabajos en plena calle.

Si hemos seguido la ruta propuesta al comenzar a caminar, a nuestra derecha, casi sentiremos vértigo cuando nos asomemos a Calle El Garral, uno de los rincones más pintorescos del "Barribarto".


Será un paseo en el que en todo momento caminaremos por estrechas calles empedradas, rodeados de fachadas de un blanco extremo en las que el sol se refleja llenando de luz su entorno. 

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La presencia de macetas con plantas y flores será algo habitual en todo el recorrido. Caminando por estas calles descubrirá el visitante que el eslogan de "Luz de Andalucía" tiene un origen claro y sin ningún lugar a dudas.

Tras algunos metros caminando descubriremos otra vista de la típica calle de El Zacatín, donde encontraremos uno de los doce paneles instalados en todo el Barribarto y que relatan en castellano antiguo la Batalla del Peñón de Frigiliana , que en 1569 tuvo como consecuencia la derrota y expulsión del último reducto morisco de la península, con el desembarco de nada menos que 6.000 hombres al mando de D. Luis de Zúñiga y Requesens que realizaron su ofensiva en el monte cercano conocido como "El Fuerte". Recomendamos al visitante la lectura de estos paneles y de esta forma llevarse como recuerdo un trozo importante de la historia de nuestro pueblo, y a la vez de España.

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La bajada de "el Zacatín" nos llevará a calle Real y esta, en unos pocos metros, a la plaza de la Iglesia. Si el visitante sigue la ruta propuesta deberá seguir al frente para seguir descubriendo nuevos y hermosos rincones. Uno de estos es la calle Chorrera.

Si miramos hacia arriba, justo al inicio de "la Chorrera," veremos el mirador de Lízar, donde hasta el siglo XVI estuvo el castillo de Frigiliana, destruido tras la "Batalla del Peñón". En la fotografía se puede observar la transformación que supuso para todo el casco antiguo el nuevo empedrado que se instaló hace ya varias décadas y que sustituyó al antiguo, mucho menos uniforme, y sin duda más incómodo para la vida diaria de los vecinos que, recordemos, debían de subir desde calle Real, a pie o con bestias, cualquier tipo de viandas o material necesario para su vida diaria. Hoy día ésto no ha cambiado mucho, ya que calle Real sigue siendo la única calle transitable por vehículos, por lo que todavía es habitual encontrar a vecinos cuyas bestias hacen el servicio de transporte de los más diversos materiales a la parte más alta del "Barribarto".

paseo casco_antiguo_20Recomendamos al visitante que el paseo por nuestro barrio más tradicional sea de una forma tranquila y sosegada, solo de esta forma descubrirá todos y cada uno de los detalles que le regalarán nuestras calles. El estilo morisco-mudéjar del mismo nos depara multitud de pequeños rincones, casi escondidos, y que el buen hacer de nuestros vecinos han convertido en espacios llenos de plantas y flores.

En su caminar por el Barribarto, muy especialmente si se acerca la primavera, es muy posible que se encuentre a alguna vecina encalando su fachada, o haciendo los recortes en su unión con el suelo, que podrá comprobar que está impoluto y libre de suciedad o basura. La responsabilidad de esta limpieza extrema de nuestras calles recae exclusivamente en nuestros vecinos, dado que cada uno de ellos es el encargado de tener en perfecto estado de revista el trocito de fachada que le corresponde. No es una imposición municipal, ni ninguna ordenanza así lo dicta, simplemente es la idiosincrasia de las gentes de Frigiliana, que desde siempre se han esmerado muy mucho en mantener totalmente impolutas sus calles y fachadas.

paseo casco_antiguo_21Una vez hemos dejado atrás la Chorrera continuamos nuestro paseo y nos veremos en la disyuntiva de girar a la derecha o seguir de frente.

Proponemos al visitante que siga de frente, ya que este callejón nos llevará directamente al mirador del "tajo del peñon". Si seguimos por la derecha tomaremos calle Amargura, que metros más abajo también nos dará acceso a este mirador, o si continuamos hacia abajo desembocará directamente en Hernando el Darra y posteriormente en calle Real.

paseo casco_antiguo_23En todo el casco viejo el visitante habrá observado un hecho muy curioso, las fachadas de las viviendas no son perfectamente rectas y cuadradas, más bien justo lo contrario.

Las casas del "Barribarto" se fueron adecuando a la orografía, y allá donde había una piedra de tamaño mayor al habitual se aprovechaba para dejarla completamente integrada a la vivienda.

Llegados al tajo tendremos una nueva oportunidad de sacar la cámara fotográfica y llevarnos las vistas de recuerdo. Desde el mirador instalado al pie del tajo tenemos una estupenda panorámica de la parte nueva de Frigiliana, Barrio de San Antonio, barriada de la Paz, con la montaña a la izquierda, el campo a la derecha, y el mar y vecino pueblo de Nerja al fondo. Podrá observar también como los tradicionales cipreses del cementerio sobresalen del resto de casas de su alrededor, y es que aunque en tiempos pasados éste se encontraba instalado en las afueras del pueblo, el crecimiento de Frigiliana ha tenido como consecuencia que termine estando integrado en el casco urbano.

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En la siguiente fotografía se observa la estampa que nos encontraremos al atardecer justo desde el mirador que estamos mencionando, el color y la luz deslumbrante durante las horas del día dejan paso a un paisaje mucho más tenue y sosegado en las horas del atardecer y la noche.

Le proponemos ahora que siga la calle que sube a la derecha y siga descubriendo nuevos rincones. Ésta le llevará a calle Amargura, que podríamos decir que es la arteria principal del Barribarto, desde la que parten el resto de callejuelas más pequeñas que serpentean y dan acceso a todos los rincones de la parte vieja del casco histórico.

paseo casco_antiguo_24Una vez en calle Amargura nuestra visita al casco viejo está a punto de llegar a su fin. Relajaremos ahora nuestras piernas ya que el recorrido que nos llevará a calle Real será ahora cuesta abajo. Enlazaremos con calle Hernando el Darra y nos dejaremos a la izquierda el pasaje que vemos en la foto de la derecha y que sube de nuevo al tajo del Peñón.

Hernando el Darra fue un personaje relevante de la famosa batalla del Peñón. Los moriscos rebeldes se habían hecho fuertes en Frigiliana, aunque la vista de las tropas imperiales con sus arcabuces y corazas sembró el pánico. El Darra ordenó a sus tropas pertrecharse en la zona más alta de la ciudad y allí se aprovisionaron de rocas, ruedas de molino y todo aquello que se pudiera arrojar, reforzando las defensas. En un primer momento el ataque fue rechazado pero según avanzaba la batalla parecía que la suerte morisca ya estaba echada.

Calle Hernando El DarraEl Darra logró escapar con su diezmado ejército y la ciudad se rindió. Los vencedores exhaustos, permitieron escapar a algunos moriscos por las ramblas y desfiladeros, no fueron perseguidos. Los rebeldes apresados fueron sumariamente aniquilados (la cifra de bajas varía desde 2.400 hasta 7.000 moriscos, por 400 las tropas imperiales que se incrementaron pues muchos de los 800 heridos no lograron llegar a Nerja y murieron por falta de higiene). Merecen una mención especial las mujeres que defendieron la ciudad encarnizadamente y que prefirieron el suicidio a la rendición, arrojándose a los barrancos.

El Darra se escabulló y su cabeza alcanzó un alto precio, pero nunca fue traicionado y logró escapar desde Maro hacia África. Posteriormente, Felipe II le perdonó y le restituyó sus posesiones, incluso le recibió en la corte, fue entonces cuando volvió a su Fixinia. Su pueblo no le olvidó y le dedicó una calle.

Una vez llegado al final (o inicio, según se mire) de Hernando el Darra, estaremos de nuevo en el inicio de la ruta que le hemos propuesto. Le sugerimos ahora al visitante que disfrute de un buen almuerzo o cena típica en cualquiera de los muchos restaurantes y tascas que hay en nuestro pueblo, si así lo decide no olvide incluir en el menú algún plato con nuestra única miel de caña.