En el 711, con el desembarco del capitán bereber Tarik en Gibraltar, se inició la conquista musulmana de la Península, quedando toda esta comarca bajo el poder del Islam. Los árabes introdujeron la transformación de la agricultura construyendo parte del sistema hidráulico de acequias y albercas que todavía se conservan, introdujeron cultivos nuevos como la caña de azúcar y variedad de cultivos de huerta.
Finalizando el siglo IX, se levantó el castillo árabe, que ocupó una superficie de unos cuatro mil metros cuadrados. Disponía de agua procedente de la acequia, que le llegaba a través de un pequeño acueducto que había construido anteriormente para el servicio militar de la fortaleza.
Esta importante defensa fue destruida por los ejércitos cristianos en 1569, tras su rendición a las tropas de Luis de Requesens, en una de las últimas acciones contra el levantamiento morisco, ya que en ella se habían concentrado los huidos de la Alpujarra y de la comarca de Vélez, fue la conocida como "Batalla del Peñón de Frigiliana".
Los moriscos fueron enviados a Extremadura, Zamora, etc., y Frigiliana fue repoblada por cristianos viejos procedentes de Granada y Valencia fundamentalmente. Sólo queda del castillo algunos restos de su cimentación y parte de la rampa de acceso. A mediados de los 60 se colocaron en las paredes del barrio morisco, doce paneles de cerámica donde se narra el levantamiento de los musulmanes y la batalla del Peñón de Frigiliana.
Económicamente hablando, la inmediata consecuencia de la presencia musulmana sobre el modo de vida de los habitantes de este territorio fue la transformación de la agricultura con la introducción del regadío, construyéndose parte del sistema hidráulico de acequias que además de dar servicio a la fortaleza, regaba las laderas con el mismo procedimiento que existe en la actualidad.
Los árabes introdujeron los cultivos de huerta y la caña de azúcar, por lo cual, y teniendo en cuenta lo accidentado de la ladera cultivable de la alquería, se vieron obligados a aterrazarla formando bancales que hicieran posible su explotación.
En los esquistos se cultiva el olivo y el viñedo, yendo este último paradójicamente en aumento, resultando extraño que una religión como la islámica, que prohíbe explícitamente en sus preceptos el consumo de vino, este se convierta en un producto esencial en las mesas árabes y bereberes del Al-Andalus, al contrario de lo que ocurría en el también reino musulmán de Valencia, donde este precepto sí era cumplido con escrupulosidad.
La ocupación de esta nueva civilización del territorio de Frigiliana, no supuso la expulsión mecánica de sus antiguos moradores, sino que existió la convivencia con el pueblo musulmán a pesar de divergir en sus creencias religiosas.
Ejemplo de ello es la existencia a pocos kilómetros al norte de la alquería de un poblado mozárabe en el Cerro de Calixto, en cuya ermita, allá por el Siglo XI se rendía culto a San Ildefonso.